martes, 13 de noviembre de 2012

LA HUELGA SEGUN LA BIBLIA



LA HUELGA A LA LUZ DE LA BIBLIA


“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando DOMINA EL IMPÍO, el PUEBLO GIME” (Proverbios 29.2)

 Por años son muchas las personas cristianas y evangélicas que han entendido que hay ciertos temas que no deberían ponerse nunca en los labios de una persona que asume a Cristo como modelo de vida.

¿es legítimo el que una persona que tenga a Jesús como modelo de vida asuma la «huelga» como un tema teológico? ¿En qué manera articularía su enfoque? ¿Cuáles serían sus compromisos? 

La «huelga» consiste el paro voluntario de labores como forma de exigir el debido cumplimiento de los derechos adquiridos por los trabajadores y las trabajadoras. Esto así, en el contexto y materia de los derechos humanos, y en el contexto y materia del derecho y la legislación laboral, tanto local como internacional.



En este sentido, se hace necesario comprender que la «huelga» está reconocida universalmente como un derecho. 

En términos bíblicos, tenemos una serie de principios que nos animan a asumir la «huelga» como un verdadero y legítimo tema teológico, estos son:

La trabajadora y el trabajador dependen básicamente de su salario para el sustento propio y el de su familia. Cuando hablamos aquí del «sustento», tenemos en mente muchas cosas más que las simples y básicas raciones alimenticias diarias. Se implican también el derecho a ciertos niveles de calidad de vida, así como una alimentación balanceada y de calidad, el derecho a la vivienda y techo propio, a la recreación, a una vestimenta y calzado digno, a una educación de calidad (escolar, técnica, vocacional y universitaria), salud integral, un retiro digno (pensión), etc.
El trabajador y la trabajadora tienen el derecho de exigir (de manera pacífica y dentro del marco de la ley) que el estado y el sector empresarial y empleador privado cumplan de manera oportuna con los derechos y reivindicaciones de la clase obrera.

Ahora bien, aunque de manera muy lacónica y no tan directa, es posible mostrar algunos textos bíblicos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento que resultan muy pertinentes en esta cuestión. Estos pasajes ponen en evidencia la preocupación bíblica (y el compromiso con) por el debido y necesario respeto de los derechos adquiridos por el trabajador y la trabajadora, cito:

Levítico 19.13 “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana”

Deuteronomio 24.15 “En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado”

Jeremías 22.13 “¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!”

Malaquías 3.5 “Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos”

Mateo 20.8 “Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros”

Lucas 10.7 “Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario.”

1 Timoteo 5.18 “Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario”

Santiago 5.4 “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”

Ahora bien, a pesar de la evidencia presentada en favor de la «huelga» como un instrumento legítimo de la clase trabajadora, lo cierto es que no todo es color de rosa. Siempre que el sector laboral y un sector de la sociedad en conjunto, deciden apelar a la «huelga» para hacer valer sus reclamos y derechos, aparecen algunas voces que plantean que “con la «huelga» no se resuelve nada”. Sin embargo, es claro que este discurso no es más que un recurso con el que se trata de hacer callar la voz de un pueblo (y desacreditar la lucha) que reclama justicia social y que sus necesidades sean atendidas.

 “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime” (Proverbios 29.2)

“Conoce el justo la causa de los pobres; Mas el impío no entiende sabiduría” (Proverbios 29.7)

“Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad” Marcos 10.42

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad” Mateo 20.25

Ante la negativa y la recurrente insensibilidad mostrada por las autoridades gubernamentales a lo largo de nuestra historia, es que se ha ido imponiendo un matiz muy negativo y violento en nuestros reclamos como pueblo. Se ha ido fijando y consolidando la idea de que mientras más violentas y perturbadoras sean las manifestaciones de reclamo y protestas, más sentidas se harán, y contarán con mayores posibilidades de ser atendidas.

Así las cosas, cabe preguntarse: ¿Por qué esperan nuestros gobiernos que las protestas se tornen violentas para decidir atender, entonces, los reclamos de nuestras comunidades?

Si lo que esperan nuestras autoridades son protestas pacíficas, ¿por qué ha menospreciado y se ha burlado el gobierno actual de las múltiples manifestaciones pacíficas que se han hecho?

Ciertamente cuando los métodos decentes y pacíficos de lucha popular no logran sensibilizar a las autoridades y provocar la debida respuesta y rectificación de su parte; es cuando parece consolidarse la sospecha de que los métodos violentos podrían ser, quizás, más efectivos.
¿Cuántos trabadores y trabajadoras mueren al año por no poder tener acceso a ciertos servicios de salud adecuados y a tiempo, así como a ciertos tratamientos especializados?

¿Cuántos parientes del trabajador (a) sufren más de lo necesario y hasta mueren por no contar el trabajador (a) con el disfrute de un buen seguro médico para a él (ella) y para las personas que dependen de él (ella)?
La «huelga» como tema teológico, además de contar con un soporte en los principios que subyacen en los textos bíblicos mencionados; también se justifica y fundamenta en virtud de la intrínseca relación que existe entre la llamada “justicia social” y la “paz social”.

Una comunidad cristiana y evangélica que haya asumido a Jesús de Nazaret como modelo de vida, y como referente ineludible para su accionar en el quehacer social, no debe quedarse de brazos cruzados. No debe pretender separar de manera artificial y hasta un poco irresponsable, la ineludible relación y dependencia que tienen la paz y la tranquilidad social de la justicia social.

En un clima donde no haya justicia social, y que en cambio reine la injusticia, la exclusión, la falta de empleos, la reducción del poder adquisitivo de la mayoría, un aumento de la pobreza, la inequidad y una distribución desigual de la riqueza, etc.; difícilmente se pueda presumir y hablar de tranquilidad y paz social y de que estemos en vía de desarrollo.
Las comunidades e iglesias cristianas y evangélicas no deben de manera muy ilusoria pretender estar comprometidas con la paz y la tranquilidad social, cuando se muestran muy pocas comprometidas e interesadas en atacar las causas que obstaculizan el verdadero clima de paz social. 

Las comunidades cristianas y evangélicas deben mostrarse más comprometidas con el establecimiento de un verdadero estado de derecho, y con el fortalecimiento de la institucionalidad del estado dominicano.

Es en medio de un clima de verdadera justicia y equidad social cuando podremos soñar con una lucha acertada contra la delincuencia, y contra los obstáculos que dificultan que alcancemos ciertos niveles de desarrollo como pueblo y sociedad. Sólo en el contexto de una verdadera justicia social podremos creer que nos encaminamos a una reducción significativa de la pobreza y a elevar la calidad de vida de nuestro pueblo. 

Si las iglesias cristianas y evangélicas aspiran a demostrar que están comprometidas con la paz social, deberán mostrarse más activas y comprometidas con los procesos que pueden hacerla posible. 

Asumir la «huelga» como tema teológico implica el compromiso con la vida digna del ser humano; significa también el ponerse y estar del lado de los segmentos sociales más vulnerables, y más necesitados, en sus frustraciones, sueños, anhelos y aspiraciones. 

Asumir la «huelga» como tema teológico significa estar en la disposición de ir más allá de la habitual oración por los grandes problemas que nos afectan como sociedad. Implica el atrevernos a dar ejemplos concretos de compromiso en y con los procesos pacíficos que demanden la solución de los grandes problemas nacionales, a la luz de los derechos fundamentales del ser humano en el marco de la ley y la antropología teológica judeocristiana. 

Hector Benjamín Olea Cordero.

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